El dolor emocional como enseñanza.
Si miramos atrás,cuando ya hemos superado algún dolor o molestia emocional, nos damos cuenta que algo aprendimos,que nos dejó una enseñanza,que luego de cerrar esa herida, somos distintos. Algunos nos cerramos, otros nos abrimos, en mayor o menor medida, algo se altera en nosotros. Y eso es lo que debemos recordar, que los dolores emocionales pasan, que algo hicimos, algo sucedió y nos ayudó a superarlo. Que fue un proceso, escalón a escalón, que no hubo magia, ni polvos mágicos, ni pastillitas, ni recetas instantáneas. Fue un proceso y comenzó con un paso.
Un paso es hablar,es reconocer,es aceptar, es moverse, en fin, hacer algo. Pero no permanecer estáticos, ni estancados. Todo pasa, y que pase sin aprender la lección es lo lamentable ¿y cuál es la lección?... Que la fé si obra milagros, que no estamos solos, que Dios está ahí y se manifiesta de muchas maneras, esperando por nosotros. Y lo más importante,que estamos vivos. A veces se necesita sentir una herida para recordar un órgano, una parte de nosotros. No es el deber ser, pero muchas veces sucede. Los dolores físicos y emocionales, nacen en el alma y ahí se curan.
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