Estamos intoxicados de información

En días pasados, revisaba las estadísticas más recientes sobre la internet y me encuentro con cifras sorprendentes, como por ejemplo, que 4.660 millones de personas, lo que representa al 59,5% de la población utilizan la red o están conectados a ella de alguna manera. Otro dato curioso es que 4.200 millones de personas, es decir, el 53.6% de la población, utilizan redes sociales. Y me dediqué a hacer un ejercicio mental si todas esas personas envían un promedio de 10 mensajes en un día, sé que me quedo corto, a cuánto asciende la cifra? 42.000 millones de mensajes, que se transmiten en un espacio donde todo cabe y nada está oculto.

Más allá de las cifras, que resultan sorprendentes, podemos ir haciéndonos  la idea de la intoxicación que padecemos, nos atiborramos de datos, memes, informaciones, emoticones, sólo mensajitos dirían algunos. Pero la verdad es que cada día somos bombardeados y bombardeamos también, con una cantidad ingente de datos, de información. Somos víctimas y victimarios, en la intoxicación colectiva. El llamado imperio de los medios de comunicación, ha sucumbido al imperio de la red de redes, la era de internet nos ha trastocado la vida.

Nuestro cerebro, con su asombrosa cualidad de la elasticidad, se reconfigura en función de la nueva información y la experiencia que adquirimos. En esa misma medida, vamos acomplándonos a nuevas realidades, nuevas necesidades y nuevos problemas. Lo hemos visto en la pandemia por el Covid-19, lo hemos padecido los venezolanos en la convulsa realidad política que vivimos. Nos cuesta mucho distinguir la información veraz de la falsa o la falseada. Así, adquirimos ideas, nos adherimos a opiniones,que muchas veces están infudadas, así también se reconfigura nuestro cerebro.

La internet, las redes sociales y todo lo que ellas conllevan, con sus bondades y sus problemas, ya son parte de nuestra realidad cotidiana, son parte de nuestra vida. Pero eso, una parte, no podemos vivir a través de las redes, nuestra vida es más, mucho más que eso. Por ello, hay que hacer un pare, detenernos, y fijar prioridades, criterios que nos orienten, que nos permitan crecer, mejorar, ir hacia adelante, evolucionar. Si ese no es el camino, algo estamos haciendo mal. ¿qué opinas? 




Comentarios

Entradas populares